Es el órgano más grande de nuestro cuerpo, con toda la fortaleza para defendernos del entorno, pero con una magnífica sensibilidad para percibir, estimular y relacionarnos con el mundo.
Frecuentemente se piensa en su cuidado como un acto superficial de vanidad, pero debemos darle la importancia que se merece: la apariencia de nuestra piel no es sino un reflejo de nuestra salud. Una piel dañada no solo debe preocuparnos por su aspecto, sino porque nos hará más vulnerables al un entorno cada vez más hostil y alterará nuestra calidad de vida.
Vamos a conocernos mejor
¿Cómo es tu piel? Seguro que esta pregunta te la han hecho cada vez que has ido a comprar alguna crema, y casi seguro que has dudado dos segundos antes de responder. Solemos juzgarla duramente por sus defectos: manchas, rojeces, grasa…. ¿Qué tal si nos conocemos mejor para valorarnos con algo más de cariño?
Tu piel está formada por tres capas muy diferentes, cada una con una estructura y unas funciones: EPIDERMIS – DERMIS- HIPODERMIS. Su color, tersura, suavidad… depende de que las tres cooperen y se mantengan en equilibrio.
La más superficial es la EPIDERMIS (epi- «sobre»). Tiene menos de 1mm de espesor, y sin embargo carga con gran parte de la responsabilidad de protegernos. Cómo lo consigue?? pues mediante dos mecanismos complementarios de los que quizá hayas oido hablar.
*Manto ácido: el pH de nuestra piel no es neutro químicamente hablando. Su pH no es 7, como el del agua por ejemplo, sino aproximadamente de 5.5, es decir, ligeramente ácido, lo que le confiere una especial resistencia a las agresiones químicas y la convierte en el hábitat idóneo para ciertas especies de microorganismos (te acuerdas del microbioma?)
Ese pH se altera cada vez que ponemos algún producto en contacto con nuestra piel. Es de especial importancia el limpiador que elijamos, ya que de ese primer paso dependerá lo preparada que esté para todos los tratamientos posteriores. Un dato: un jabón común tiene un pH entre 9 y 11, totalmente opuesto al de la piel.
*Función barrera: si pudieses ver un corte de la piel la microscopio verías que es idéntica a un muro de ladrillos y cemento: los ladrillos son unas células llamadas queratinocitos, que producen y secretan… queratina!!!A que esto ya te suena de algo? Exacto, la queratina es una proteína esencial para la estructura de la piel, las uñas y el cabello. A medida que envejecemos esa producción se reduce, la piel se afina, y la estructura de nuestro muro empieza a debilitarse.
Además encontramos una película de grasa, sobre todo ceramidas, que nos protegen de los químicos externos, principalmente evitando la deshidratación de la piel por evaporación de nuestras propias reservas de agua.
Peeling si o no?
La palabra PEELING viene del verbo inglés to peel (pelar), por lo que ya podemos hacernos una idea de lo que vamos a provocar en nuestra piel: estaremos acelerando, de forma química o física, la caída de la capa de células más superficial de la epidermis.
En un procedimiento que tiene tanto fieles adeptos como firmes detractores. Si me preguntas a mi, como buena gallega, te contestaría que ni sí ni no.
De manera natural nuestra piel se renueva cada 4-5 semanas, tiempo que tarda cada fila de nuevas células de la epidermis en migrar hacia la superficie, produciendo queratina en ese camino, hasta morir y cumplir su misión como ladrillo. Una vez allí el cemento que las une se irá debilitando hasta que esas células se desprendan.
Es cierto que esto es un proceso natural, que las células muertas de una piel ideal caen por su propio peso (hasta 10 gramos de células al día!) Pero también es cierto que el uso de cremas excesivamente oleosas, maquillajes, polución… pueden aglutinar esas células impidiendo que se desprendan por sí solas.
¿Mi recomendación? Observa tu piel, a poder ser sin emplear durante un tiempo productos cosméticos. Una limpieza muy suave y tónico. Retiraremos así simplemente la polución y reequilibraremos el pH. Cómo sientes la piel? tirante? aparecen brillos en determinadas zonas pasadas unas horas? es áspera o irregular al tacto?
Si tu piel tiende a resecarse y estar tirante, es decir, tiende a ser seca, yo no emplearía exfoliantes de manera sistemática. La descamación que puedes observar no se debe a que esas células no puedan desprenderse, sino a que no produce el «cemento» suficiente; necesita un aporte extra de nutrientes y humedad para contrarrestar por ejemplo la sequedad del ambiente en el que vives.
Si tu piel es irregular al tacto y presenta brillos estaremos hablando probablemente de una piel mixta-grasa (dependiendo de si esos brillos aparecen en todo el rostro o en zona T) En este caso sí te recomiendo el peeling, pero ojo! no cualquier tipo! Si tu piel es además sensible tendrás que buscar productos suaves.
A la hora de establecer nuestra rutina debemos tener en cuenta que si retiramos las células del estrato córneo de forma prematura estaremos forzando a la epidermis a acelerar el ciclo de proliferación y queratinización. Si en un principio esto podría ser positivo («una piel renovada» anuncian muchas marcas) corremos el riesgo de pasarnos de vueltas. En el momento que bajemos la intensidad o frecuencia de los tratamientos exfoliantes la piel continuará «acelerada» y veremos zonas de la piel engrosadas, más rugosas… Piensa por ejemplo en la piel de las palmas de las manos o la planta de los pies: su grosor es mayor precisamente porque sufren un mayor desgaste, y en las zonas donde éste es excesivo enseguida aparecen durezas. No queremos esto para nuestro rostro!
Prueba esto!
Vamos a suponer que tienes una piel normal-mixta, puedes realizar un peeling suave una vez cada tres-cuatro semanas, así estaremos respetando bastante el ritmo natural de renovación de la epidermis . Le daremos una pequeña ayuda para eliminar esas células muertas que puedan quedar sin forzar la evolución de nuevos queratinocitos. Si notas que determinadas zonas del rostro presentan rugosidades puedes tratar esas zonas una vez más al mes (normalmente zona de la barbilla y frente)
Si tu piel tiene tendencia a ser grasa, quizá necesites realizar esa limpieza profunda cada dos o tres semanas. Yo no soy partidaria de hacerlo con mayor frecuencia ya que podemos provocar un efecto rebote en el que nuestras células produzcan más grasa y además podríamos causar una irritación que empeoraría la evolución de los granitos.
Una manera novedosa de realizar un triple peeling con un solo producto son los nuevos
MIA PADS, unas pequeñas almohadillas que por una cara contienen papaína (enzima que actúa sobre las proteínas) y ácido glicólico (AHA que se obtiene de la caña de azúcar y muy empleado por sus propiedades queratolíticas, pero también humectantes) Esta cara se activa al humedecerla, y permite aplicar los activos mediante un suave masaje en círculos, prestando más atención a las zonas más rugosas o con imperfecciones.
La otra cara de la almohadilla presenta un relieve que actuará como exfoliante físico.
Os recomendamos, tras haber aclarado con agua, aplicar un agua termal calmante.