Ese lindo gatito… y su botiquín

Los gatos, esos compañeros curiosos, independientes y cariñosos, pueden padecer diversas enfermedades que a menudo pasan desapercibidas hasta que los síntomas se agravan. Ciertas patologías felinas se asemejan a enfermedades humanas pero con importantes diferencias sobre todo debido a la ausencia ciertos enzimas en los procesos metabólicos; por ejemplo, el paracetamol que todos tenemos en nuestro botiquín como tratamiento de elección ante la fiebre o el dolor leve a moderado, resulta tremendamente tóxico para los felinos incluso a pequeñas dosis debido a su incapacidad para metabolizarlo en el hígado, provocándoles dificultad para respirar, hipoxia, vómitos… La farmacología veterinaria ha evolucionado para ofrecer tratamientos más efectivos y seguros para cada especie, de ahí la importancia de emplear el medicamento específico para cada tipo de animal.

Otro dato curioso: los gatos pueden desarrollar diabetes mellitus, una enfermedad que, al igual que en humanos, se relaciona con factores como la obesidad y la alimentación. Sin embargo, su tratamiento presenta un reto particular: la sensibilidad extrema de los felinos a ciertos fármacos. Mientras que la insulina es el pilar del tratamiento, algunas formulaciones diseñadas para perros o humanos pueden resultar inadecuadas para ellos debido a su metabolismo peculiar. Por ejemplo, la metformina, medicamento muy común empleado para pacientes (humanos!) con diabetes tipo2, resulta potencialmente tóxica para los gatos, tanto por su deficiente capacidad para metabolizarla en el hígado como por una tasa de eliminación renal más baja: los gatos tienen menos capacidad de filtrar tóxicos pero una mayor capacidad para concentrar la orina, lo que les permite conservar más agua en su organismo, pero les dificulta la eliminación de los medicamentos.

Son muchos los ejemplos de medicamentos comunes para humanos que resultan tóxicos para los animales. Ante cualquier signo de enfermedad de tu mascota, acude a tu veterinario para identificar la causa y, en caso necesario, poder adquirir en la farmacia el medicamento más adecuado.

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